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Foto del escritorAgneris Berríos González

Cocinar: mi herramienta contra la ansiedad



Es muy dificil sentirse cómodo al tratar de hablar con los demás sobre tus emociones. Y para mi, siendo la persona huraña y arisca que vivo alejada de la gente, el sentimiento es peor porque no creo que haya forma de que otros puedan entender lo que pasa por la mente de alguien que padece depresión y ansiedad. La ansiedad me hace sentir juzgada (aunque eso no sea cierto) y se me hace más dificil crear una red de apoyo en la que sostenerme en tiempos difíciles. Afortunadamente tengo a mis hermanas, mi cuñado, a mi que querida Brenda y las únicas dos personas en el trabajo que se convirtieron en mis amigas de tanto estar presentes para mi y soportarme. A ellos, como siempre y por siempre, les agradezco el estar.


En los pasados meses, a raíz del apagón causado por el terremoto del 7 de enero, comencé a experimentar síntomas de estrés post traumático (PTSD). La mitad de mi cerebro y mis sentimientos volvieron al estado en que estaban durante los meses post Maria que coincidentalmente fueron los meses que pasé con José en el hospital hasta que falleció. Me sentía agitada, más ansiosa que de costumbre, sentía deseos de llorar, pensando en que tenía que salir corriendo al hospital a cuidar a José. Al mismo tiempo, el lado consciente de mi cerebro luchaba inútilmente por hacer entraren razón a esa orta parte que de repente estaba fuera de mi control. Las ansiedad y la tristeza que depertaron en mi con este episiodio fue tal magnitud que tuve la necesidad de ver a mi sicólogo antes de la fecha prevista. Allí él me explicó que era PTSD (cosa que yo me negaba a creer) y que me tomaría meses, quizás, volver a sentirme "normal" o al menos en control.


Al día de hoy los sintomas han mejorado un poco, pues semanalmente me han surgido sitauciones que retrasan la recuperación. Pero que se le va a hacer. Por lo pronto, días como hoy cuando la ansiedad ataca, cocino. Cocino, para canalizar las emociones. Cocino para recordar a mis muertos que tanto amaban la comida y tanto me enseñaron sobre la cocina. Cocino porque siento que es una forma de expresar creativamente el dolor. Cocino porque siento que convierto mi tristeza en sabor y alimento para mi y los que quiero.


Siempre termino este tipo de reflexión con las mismas lineas: no pretendo causar lástima ni preocupar con mis palabras cuando cuento estas experiencias. Sólo lo hago para tratar de ayudar a normalizar el hablar sobre nuestras enfermedades mentales, para que alguien más se sienta identificado y menos solo; y porque hablando también se libera el dolor y el alma sana.


¡Les abrazo!

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